Entrega Voluntaria; ¿Algo nuevo o siempre ha pasado?
- Madeleine Calderón y Kristal Torres

- 6 ago
- 2 Min. de lectura
“Esa es la mamá biológica de don Pello, pero quien lo crió fue doña Juana.” ¿Cuántas veces hemos escuchado historias como esta? La vecina que no pudo tener hijos y crió al bebé de su comadre, quien tuvo varios. La tía que asumió el rol de madre porque Ana, por más que quiso, no pudo criar. Relatos que nos cuentan nuestros padres o abuelos, que parecen parte de la historia familiar, pero que en realidad reflejan algo mucho más profundo, entregas voluntarias. Antes no se les llamaba así, pero hoy la ley les da nombre y reconocimiento.
La Ley Núm. 61 del 2018, define la entrega voluntaria como “Acto mediante el cual la madre biológica o los padres biológicos o aquellos que ostenten la patria potestad sobre el menor, entregan la custodia física de un menor recién nacido o acuerdan renunciar a la patria potestad y transferir la custodia de un menor, entre 0 y tres (3) años, para ser adoptados”.
Reconocemos como profesionales que la entrega voluntaria tiene prejuicios e incluso que se desconoce mucho sobre el tema. Por esto TS Sin Filtro te educa sobre algunos mitos y realidades de la entrega voluntaria en Puerto Rico:
“Personas que consumen sustancias/deambulan son quienes realizan entrega”.
Contrario a lo que se piensa, cuando hay elementos de maltrato no se puede trabajar una entrega voluntaria. Madres que han consumido sustancias durante el embarazo no pueden llevar a cabo el proceso.
“Los jóvenes son quienes realizan la entrega voluntaria”.
Hay diversidad de personas que contemplan la entrega voluntaria, no hay un perfil ni una edad promedio.
“Las familias que entregan voluntariamente a su hijo están cometiendo abandono”.
Según la ley antes mencionada, la familia que cumple con los criterios para realizar la entrega voluntaria no tiene ninguna repercusión legal, ni cargos criminales según el Código Penal de Puerto Rico.

Dar en adopción es un acto de amor desmedido, una decisión difícil que toman las familias priorizando el bienestar del menor. En Hogar Cuna San Cristóbal, lo reconocemos como una forma de prevenir el maltrato. Ayúdanos a transformar la mirada sobre la entrega voluntaria, porque cada niño merece crecer en un entorno donde pueda ser amado, protegido y feliz. Reguemos la voz, sembrando respeto y conciencia.






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